No engaño a nadie si digo que esta es sin duda mi inmersión favorita de la zona. Normalmente suele haber mucha visibilidad pero hoy la cosa es espectacular.
Es una zona de muchas águilas que normalmente te permiten nadar con ellas ajenas a los buceadores. Hoy no sería una excepción.
Fondeo en la boya norte
En la zona norte hay dos zonas de fondeo, la cueva de la burbuja y los arcos. Alejandro elige esta segunda siempre que está libre y lo entiendo. Así luego la vuelta es más cómoda.
El fondeo está justo antes del derrumbamiento que hay al salir de los arcos.
Las primeras águilas
Nada más meter la cabeza en el agua aparecen las primeras águilas. Mi compañero se acerca a ellas y le permiten nadar un rato junto a ellas.
Luego me acerco yo que también tengo mi momento de disfrute.
De ahí nos sumergimos hasta los -18mts para buscar los primeros corvallos y morenas entre las piedras del derrumbe.
La visibilidad es perfecta y las piedras se ven perfectamente.
Camino al acuario
Cuando llegamos a la pared mi compañero baja un poco pero yo me mantendo unos metros por encima porque prefiero ver la pared en todo su esplendor.
Nos dirijimos a mi zona favorita de la isla, el acuario. Allí una morena nos espera completamente fuera de su cueva.
Los dentones de gran tamaño y algún espetón nos reciben y nos acompañan cuidando que no armemos mucho jaleo.
Subida a los arcos
Subimos hasta -8mts para empezar la vuelta aunque vamos muy bien de aire. La cantidad de vida es apabullante.
Centenares de sargos nadan entre las piedras mientras debajo de ellas algún abadejo y algún mero se esconden ágilmente cuando nos ven llegar.
En la planicie la visibilidad es espectacular. La pared de piedra se ve perfecta y las formaciones de grandes rocas se dibujan perfectamente desde cualquier lugar.
De nuevo aparecen algunas águilas y pastinacas que nos acompañan durante un rato.
Los arcos
Acabamos la inmersion cruzando por debajo de los arcos mientras vemos el sol brillar al otro lado. De ahí, un pequeño paseo hasta el barco y saldremos del agua para no cargarnos mucho de nitrogeno que en un rato queremos ir a la llosa.